domingo, 4 de marzo de 2012

Necesidades Reales, Necesidades Simples

Ya, pero ¿qué es lo que necesitamos realmente? Antes mencionabamos que nuestras necesidades básicas son pocas: comida, ropa, vivienda y relaciones.

Ninguna de esas necesidades es complicada.

Podrías argumentar que obtener alimento puede ser complicado, pero lee "La Revolución de Una Brizna de Paja" de Masanobu Fukuoka—donde muestra como una familia puede subsistir en un acre de tierra, sin apenas intervenir en la naturaleza. Deja que las malas hierbas crezcan, no uses pesticidas, no labres la tierra, deja que los animales, bichos y lagartijas corran salvajes por el campo. No es complicado.

Eso no quiere decir que hagas la maleta y te vayas a vivir al campo, pero es importante recordar que nuestras necesidades reales solo se han vuelto complicadas por la sociedad que hemos creado, y que no es necesario convertir la alimentación en otro símbolo de estatus. Así que podemos eliminar y simplificar.

La vivienda es otra necesidad que se ha visto complicada---de hecho supone el gasto mayor para mucha gente, y una bonita casa siempre es símbolo de alto estatus. Pero en su sentido más básico, consiste únicamente en un techo que nos proteja de los elementos. Puede ser un cobertizo para una persona, o una enorme vivienda para varias familias. Puede ser todo lo simple que queramos que sea.

La ropa se ha convertido en un símbolo de estatus tan complejo y artificial que ha dejado de ser una necesidad real desde hace mucho. Lo único que necesitamos es cubrirnos, como dijo Gandhi, todo lo que necesitas es un trozo de tela hecha en casa. De nuevo, no digo que nos pongamos taparrabos, pero recordemos qué porcentaje de nuestra ropa cubre una necesidad real, y cuánto es inventado.

Las relaciones son entre todas nuestras necesidades seguramente las más complicadas, porque a los humanos es difícil simplificarnos. Queremos pertenecer a algo. Queremos ofrecer nuestra versión más atractiva a los ojos de los demás. De modo que las relaciones constituyen redes de interacción y emociones muy difíciles de desentrañar.

No tiene por qué ser tan difícil. Me reuno con un amigo, dejo que el resto del mundo se desvanezca, y me enfoco en estar presente. Hablamos, bromeamos, no esperamos nada el uno del otro. Nos decimos adiós sin sentirnos heridos, y no nos preocupamos sobre cuándo volveremos a encontrarnos.

Mi matrimonio y la relación que tengo con mis hijos es algo más complicado, pero estoy aprendiendo a eliminar expectativas y necesidades, a disfrutar con cada miembro de la familia. Aún no lo he conseguido, pero sigo aprendiendo. Eliminando (lo innecesario) nos quedamos con lo esencial para cada relación.

Nuestra contribución a la sociedad también puede por supuesto complicarse. El trabajo ocupa gran parte de nuestras vidas y de nuestro estrés y frustraciones. Pero en parte es culpa de las largas horas que debemos trabajar para poder permitirnos nuestras necesidades inventadas. Si reducimos nuestras necesidades y aprendemos a vivir con poco, podemos trabajar menos para sobrevivir.

Eso nos deja un montón de tiempo libre para contribuir a la sociedad de manera sencilla. Podemos hacernos voluntarios de ONGs, crear cosas asombrosas, ayudar en nuestro vecindario. Podemos hacer el bien sin esperar recompensas o reconocimientos. O podemos estar ahí siempre disponibles para cuando nos necesiten, sin pensar solo nuestros propios propósitos.

Esas son nuestras necesidades, y son simples.

1 comentario:

  1. mi comida minimalista, la fruta, sin aditivos ni conservantes, es lo que la naturaleza nos ofrece sin dañar a otros seres vivos.

    mi vivienda minimalista, un piso ordenado y limpio, una buena cama para dormir, un lugar donde poner la ropa, un buen sofa para leer, charlar, descansar, una cocina funcional con sitio para guardar los platos, vasos y alimentos, los electrodomésticos básicos (frigorífico, microondas, lavadora), un cuarto de baño.

    mi ropa minimalista, dos mudas de verano y dos de invierno, cuatro calzoncillos y calcetines, cuatro o cinco camisetas, un par de zapatos, un par de zapatillas, un par de chanclas.

    mis relaciones minimalistas... ummm
    supongo que en las relaciones lo importante no es tanto reducir como estar presente. es decir, pensar en cada persona en cada momento (una a una) y ser abierto (perder esa coraza y no engañar)

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