martes, 6 de marzo de 2012

No Causes Daño, Y Se Compasivo

Es mi regla básica en la vida, y me ha sido de gran utilidad. Mi vida es menos difícil:
  • Las relaciones son más fáciles y gratificantes.
  • La gente tiende a ser amable conmigo.
  • Se me abren muchas puertas porque me reconocen como una persona amable.
  • Soy más feliz.
  • Todos a mi alrededor son más felices.

La primera directriz para Una Vida Sin Esfuerzo es no causar daño a nadie. Y es la primera porque afecta a todas las demás. Por ejemplo, si la directriz "no tengas prisa" causa algún perjuicio, deberías ignorar "no tengas prisa" en favor de  "no causes daño".

Cuando perjudicas a alguien, se crean oleadas de problemas que te hacen la vida más difícil a tí y a aquellos que se han visto perjudicados. Te ves en la necesidad de rectificar tus errores y pedir perdón, ambas tareas largas y tediosas que podrían haberse evitado fácilmente.

¿Cómo se aplica esta regla a lo cotidiano? Estos son algunos ejemplos:
  • No maltrates ni seas violento con otras personas.
  • No contamines o hagas cosas que dañen la salud de los demás.
  • No bebas y conduzcas, o cometas otra clase de imprudencia que pueda herir a los demás.
  • No comas animales ni consumas productos de origen animal.
  • No abuses de tus empleados ni uses productos hechos por trabajadores que estén siendo oprimidos.
  • No divulgues información que pueda hacer daño a alguien.
  • No te apropies de nada si causas daño con ello.
  • No retengas recursos si eso perjudica a alguien.
  • No permanezcas de brazos cruzados si ves que le hacen daño a alguién.
  • No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a tí.
  • No impongas tus creencias.
  • No mientas.
  • No compres cosas que no necesitas realmente (no dañes el medio ambiente).
Con frecuencia “no causar daño” conlleva elecciones difíciles—puede que tengas que decidir entre que acción (o no-acción) causará menos daño.

La parte positiva de este principio es "ser compasivo". Lo que implica un cambio absoluto en nuestra manera de pensar. Por ejemplo, en lugar de juzgar a los demás, ser compasivo significa que tratemos de entenderlos mejor, empatizar con ellos, y aliviar su dolor.

La vida compasiva es un tema que da para un libro—Yo recomendaría El Arte de la Felicidad, del Dalai Lama. En pocas palabras, es necesario comprender, empatizar y desear reducir el dolor y aumentar la felicidad de los demás.

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