Parece que tuvieramos un instinto natural para añadir cosas a nuestras vidas. Queremos conseguir más, hacer más, probar nuevos hobbies, hacer nuevos amigos, comprar más.
Pero cada cosa que añadimos a nuestras vidas necesita también más esfuerzo. Añadimos cosas nuevas, una a una, sin pensar en lo que cuesta mantenerlas, un amigo, un hobby, un objetivo. Poco a poco se acumulan, y no sabemos cómo reducirlo.
Un consejo general sería cuidarse mucho al añadir cosas nuevas en tu vida y, por regla general, preferir eliminarlas.
Por ejemplo, si aparece una nueva red social, piénsatelo dos veces antes de registrarte, y mejor piensa de cuál de las que ya estás puedes prescindir.
Medítalo antes de hacer nuevos amigos, nuevos proyectos, nuevos compromisos. Si tienes compromisos que no están mejorando tu vida sino complicándola, deshazte de ellos.
Eliminar las cosas que te sobran es un proceso delicado que lleva su tiempo. Añadir, sin embargo, suele hacerse sin pensar—es fácil decir si sin pensar previamente en todas las consecuencias que tendrá en nuestras vidas. Por eso, ten cuidado cuando pienses en algo nuevo, y elimina poco a poco todo lo que sea posible.
Protege tu vida como un guardián. Sigue eliminando cosas lentamente hasta que te quedes solamente con lo que te gusta, con lo que es necesario, lo que te hace feliz.
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