Cuando la gente oye hablar por primera vez de no esforzarse, o de abandonar objetivos y expectativas, de renunciar al control, de hacer menos . . . suelen tener pensamientos negativos.
Va contra las normas culturales hacer menos, se considera cosa de vagos. No nos gusta ser pasivos, no es una palabra potente. Queremos trabajar mas duro, no sólo pasar por la vida. Queremos conseguir más objetivos, no renunciar a ellos.
Esa es la mentalidad para la que hemos sido entrenados, pero no tiene por qué ser la mejor. Esa ha sido mi mentalidad durante muchos años, pero gracias a mi experiencia, he llegado a la conclusión de que es mas natural y satisfactorio vivir una vida más fácil (sin tanto esfuerzo). Y ahora estoy mucho mas contento.
Si ves que tienes una reacción negativa a cualquiera de estas ideas, esta bien. Considera esas reacciones. Luego pregúntate si estás en lo cierto, o si es posible que funcione también de ésta otra manera, puede que incluso las cosas mejoren. Si piensas que solo puede funcionar en teoría, que te faltan pruebas objetivas, obtén esas pruebas con tu propia experiencia.
Cuándo empezamos a hacer menos cosas, y lo hacemos con menos esfuerzo y mayor fluidez, puede que al principio nos sintamos culpables. Pero según vamos viendo los resultados de este loco experimento, empezaremos a sentirnos mejor, a ver que hacer menos no es tan malo. Este cambio de vida no consiste en ser perezoso, sino en vivir más contento de un modo mas natural y consciente.
Es vivir bien. No es que estés rechazando tus viejas ideas, estás dántote la oportunidad de conseguir una vida mejor, una vida mas fácil.
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